La movilidad es algo de lo que habitualmente hablamos en casi
cualquier zona urbana del mundo, la población rural dada la tecnificación de
los campos o la ventaja de encontrar mejores oportunidades de trabajo inicia su camino hacia las ciudades.
Una vez estando ahí la cantidad de población va superando
los recursos limitados de calles, avenidas y medios de transporte con los que
se cuentan en ese lugar y comienza el tema de movilidad.
Tomando esto como una alegoría, lo llevo al interior de
nuestros hogares y hago esta pregunta, cómo estamos de movilidad?
Si parece extraña esta pregunta sin embargo, no es que
nosotros necesariamente suframos de una gran población de personas en el
interior de nuestra vivienda o si, pero lo que si es cierto es que con el
incremento de incentivos para comprar diferentes bienes y artículos, resulta que
encontramos luego obstrucciones en nuestros caminos y rutas internas de
vivienda.
Nuestra población interna está dada por la cantidad de
artículos innecesarios que vamos acumulando y que entorpecen la fluidez de
nuestras actividades diarias. Llegar del hall de entrada hasta el baño en
tiempo record podría llegar a ser toda una proeza con las cajas, mesas de
entrada, muebles y demás objetos que hay que sortear antes de llegar a ese
lugar.
Nuevamente estas circulaciones y vestíbulos son precisamente
nuestros ríos que comunican de una sección a otra y tienen que estar despejados
para que en ese ordenamiento se genere el bienestar.
Por tanto cuando la sobrepoblación de elementos inútiles que
coleccionamos en ocasiones sin querer estorban nuestro andar, no sería mejor
después de pasar un día con una densa movilidad de la urbe, entrar a un oasis llamado hogar donde encontremos la armonía que nos nutra para un nuevo día?
Arq. Humberto Vega Romo
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